Disculpas de walsh
- Revista Anfibia
- 26 jul 2017
- 2 Min. de lectura

A comienzo de los sesenta, el llamado Nuevo Periodismo repuso lo no dicho en las redacciones y mostró sus debilidades. Rodolfo Walsh, en la Argentina, había escrito unos años antes su obra paradigmática: Operación masacre. Durante los años noventa el periodismo narrativo actualizó ese legado en nuevas generaciones de periodistas escritores en la Argentina y en Latinoamérica. Entrando en el siglo XXI, escribe Graciela Falbo en este ensayo, su herencia es tomada por la escritura de mujeres - periodistas escritoras - quienes abren un camino tematizando y uniendo dos cuestiones que transitan un mismo carril: derechos humanos y violencia de género.
Hasta mitad del siglo XX la prensa gráfica canonizó en una fórmula de redacción noticiosa su modelo de verdad, objetividad y neutralidad. La redacción eludía la voz narrativa y con esto afirmaba un punto de vista único e incontrastable. En el modelo de redacción, el mundo parece contarse a sí mismo.
A comienzos de la década de 1960, un movimiento de periodistas avanzó sobre este protocolo contradiciéndolo con escritura. El escritor y periodista norteamericano Tom Wolfe definió su forma de contar como “Nuevo Periodismo”, tras de ésta surgieron otras formas escriturales, como la denominada no fiction novel, género iniciado por el autor neoyorquino Truman Capote. La prensa ortodoxa puso bajo sospecha este modo de escribir alegando que mezclaba periodismo y literatura; es decir contaminaba al periodismo, fórmula de la verdad, con la literatura expresión de la ficción. Sin embargo lo que en realidad exhibió el nuevo relato fue que la representación de la realidad no era mero reflejo, lo hizo incorporando encuadres y articulaciones que permitieron conocer múltiples matices que el otro relato obviaba. La escritura del periodismo creaba un nuevo lector, éste descubrió que una verdad emitida a medias no era más que media verdad.
Unos años antes que Wolfe, en la Argentina de finales de la década de 1950, el escritor Rodolfo Walsh también inauguraba con su obra Operación Masacre otra escritura que se apartaba de toda convención para exponer el costado oscuro de un periodismo y de una política en la Argentina. La escritura de Operación Masacre no recibió nomenclatura – Walsh la llama “otra”- es una escritura eficaz, capaz de crear sus propias reglas. Por eso, por sí misma, va a saldar anticipadamente la discusión periodismo vs. literatura.
Como escritor de ficción, Walsh, contrasta y define su trabajo y lo coloca temprano en un lugar diferente al que postulará unos años después el Nuevo Periodismo o la Novela de no ficción norteamericanas. El mismo lo señala en una entrevista del año 1970:
“ Un periodista me preguntó por qué no había hecho una novela con eso, que era un tema formidable para una novela; lo que evidentemente escondía la noción de que una novela con ese tema es mejor o es una categoría superior a la de una denuncia con este tema. Yo creo que la denuncia traducida al arte de la novela se vuelve inofensiva, es decir se sacraliza como arte. Por otro lado, el documento, el testimonio, admite cualquier grado de perfección, en la selección, en el trabajo de investigación se abren inmensas posibilidades artísticas”.
Comments